De acuerdo con esta propuesta, un electrón no es un punto sin estructura interna y de dimensión cero, sino un amasijo de cuerdas minúsculas que vibran en un espacio-tiempo de más de cuatro dimensiones. Un punto no puede hacer nada más que moverse en un espacio tridimensional. De acuerdo con esta teoria, a nivel microscópico se percibiría que el electrón no es en realidad un punto.
La siguiente formulación de una teoría de cuerdas se debe a Joel Scherk y John Schwuarz, que en 1974 publicaron un artículo en el que demostraban que una teoría basada en objetos unidimensionales o cuerdas en lugar de partículas puntuales podía describir la fuerza gravitatoria.
La inobservabilidad de las dimensiones adicionales está ligada al hecho de que estas estarian compactificadas, y solo serían relevantes a escalas tan pequeñas como la longitud de Planck. Igualmente, con la precisión de medida convencional las cuerdas cerradas con una longitud similar a la longitud de Planck se asemejarían a particulas puntuales.